miércoles, 28 de noviembre de 2012

Luz y sombra

Una sombra caminaba, silenciosa, por el bosque. Las ramas de los árboles recordaban garras oscuras, intentando romper el cielo estrellado que cubría el mundo con su manto. La sombra era una sombra sin destino. Iba donde el viento le cantaba que fuera. Iba donde se sentía llamado a acudir.
Sus pies se deslizaban silenciosos entre las hojas y ramas del suelo. Era una mera sombra.
Se detuvo, hesitando. Cerró los ojos. Sintió.
Volvió a emprender la marcha. Ya sabía a dónde tenía que ir.
Ya tenía propósito.
Las estrellas titilaron y se apagaron, cayendo de sus órbitas. Los árboles se incendiaron de luz estelar, las ramas quiebraban y morían.
Pero la sombra siguió caminando.
Llegó a su destino, una cueva de luz.
Se detuvo, hesitante, sin sentir la catástrofe que ocurría a su alrededor.
-Eres tú.
Sonó una voz suave procedente del interior de la cueva.
-Sí.-respondió la sombra.
Una forma de luz salió al exterior. No tenía forma definida, como la sombra.
Un espíritu de luz y un espíritu de oscuridad.
Ella permaneció en los límites de su cueva, donde todavía había un halo de luz.
Él permaneció en las sombras, donde la negrura le envolvía.
-Siempre voy a volver. No importa lo demás.-susurró la sombra.
El silencio les envolvió. Las estrellas seguían cayendo, prueba de que dos mundos totalmente distintos no podrían jamás juntarse.
La sombra volvió a desaparecer hacia donde había venido.
Ella volvió a entrar en su cueva.
Miles de años de lluvia regresaron al cielo, y las estrellas caían.
La eterna lucha de una unión que no podrá ser
de un amor que jamás crecerá
de una esperanza que algún día morirá.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Sé que ya te había perdido cuando ni siquiera te conocía
Sé que me ibas a hacer esto
Desde el principio.
Pero igualmente me arriesgué
lo tiré todo por la borda
por algo que ya sabía que iba a suceder.
Pero es no fue lo peor.
Fue que los trozos de mi corazón roto
ayudaron a liberar al demonio atado 
en lo más recóndito de mí.
Ese demonio que siempre me había acompañado
ese que creía desaparecido
perosólo había sido reducido
a un triste recuerdo
aprisionado
pero todavía existente.
Y se liberó.
Volvió a mí, más fuerte que nunca,
controló mi mente
nubló mis actos
pero jamás,
jamás,
nublará mis palabras.
Seguirán en un sitio donde nadie las vea
donde nadie las lea
y quizás lleguen a ti 
y comprendas.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Entonces lo entendí.
Era como el aleteo de un pájaro,
el perfume leve de las flores.
Como una mariposa posándose en tu brazo,
como una pluma cayendo del cielo.
Algo pequeño, pero extraordinario. 
Escucha. ¿Lo oyes?
Es un rayo de sol,
un trozo de estrella.
Déjame, como un soplo de aire,
vete a un mundo mejor,
donde no pueda seguirte.
Yo iré al mío,
pero sin ti.
Notaré la diferencia, en el vacío que dejes,
pero tú estarás bien,
ni notarías que yo ya no estoy.
Las sombras me seguirán,
me guiarán a un camino
que jamás quise seguir,
porque ese no fue el que soñé.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Había una vez
una nada absoluta.
En una sonrisa rota.
En la luz oscurecida,
en la libertad prisionera.
Darse cuenta de que 
el dolor es un cielo
lleno de nada.
Cierra los ojos.
Desaparece, olvida,
deja de sentir.
Música saliendo de todas las paredes.
Poemas sin sentido, olvidados,
sin propósito.
Sólo sonríe y levanta la cabeza,
para desmorronarte sola,
donde nadie te vea.
Sólo quiero
que esto muera ya
y dejar de sufrir.
Es increíble lo ciego
que puede ser el humano
para no ver
la ausencia de luz en los ojos
para no ver
lo que jamás quisiste saber
por que jamás pensé
que esto dolería tanto.
Sólo quiero apretar
al botón de rebobinar
y borrarlo todo
sin dejar rastro.
Odio esa sensación
de que nadie pueda entenderte.
De estar solo.
Mirar alrededor
y darte cuenta de que no le importas.
Quiero desvancerme en el aire
a ver cuántos me echaran de menos de verdad.
Sólo pido que me quiera un poco.
Sólo un poco.
El cielo se esconde y aparece
juega,
pensando que eres feliz.
Pero se va. 
Y cuando vuelve,
ya no estás.
Te has ido 
sin despedirte.
Miras atrás, no queda nada
sólo una esperanza ya muerta
Te diré algo;
jamás
rompas
el 
corazón
de
un
escritor.
Serás inmortal
entre letras impresas
en una estantería polvorienta
y sólo serás una palabra olvidada,
un suspiro desvanecido
Y ése será tu castigo.
Vive, sufre.
Pero muerto a la vez
a ojos de otros.
Podrían pasar siglos, 
y seguirías allí
otras personas podrían amarte
odiarte.
Pero sólo el escritor lo sabe
Sabe quién eres,
quién fuiste,
quién jamás serás.
Conoce mejor el mundo que nadie.
Sabe qué es el todo y el nada.


Puede que no todo esté perdido.
Pero sí lo está.
Te conviertes en una sonrisa rota,
en melanconía
en una rosa gris.
El consejo es:
cierra los ojos.
Escucha lo que no se puede oír.
Vive lo que ha muerto.
Date cuenta,
que mientras tengas un sueño
en vela
nada morirá
todo permanecerá
despierto
observando
como te desvaneces
en el aire
cuando te mantiene a flote
y respiras.
Te das cuenta que sigues aquí.
Sientes el aire en tu cara,
el cielo por todas partes,
el sol en tu rostro.
Levanta las manos,
toca las nubes,
todavía estás aquí.
Lucha.
Pelea.
No te rindas.
Sé valiente.
Sólo palabras.
Cuando de verdad ocurre,
cuando todo pasa,
¿luchar?
Ni de cerca.
Te rindes.
Pero por dentro,
hay una llama,
una pequeña vela
encendida, despierta,
viva.
Desearías que muriera,
para poder ser libre.
La esperanza es esclavitud,
te mantiene anclado en la tierra,
mientras que lo único que quieres
es ser un pájaro
libre
volando, tocando el cielo,
recogiendo estrellas con el pico,
sin sentimientos,
en un cielo azul sin nubes
con una luz dorada inundándolo todo.


Tener una ilusión.
Una esperanza,
que hace levantarte cada día
con una sonrisa. 
Bailar al sonido de las estrellas,
que en los sueños todo se cumpla.
¿Temores?, quizás.
Pero la luz sigue allí.
Hasta que la realidad
la verdad
llega, llama a tu puerta,
te da una bofetada y despiertas.
El silencio lo invade todo.
La música dejó de sonar,
muerta.
Miras a tus manos,
buscando la luz que una vez hubo,
y te das cuenta
de que nunca has tenido nada en ellas.
Sólo aire.